Es un momento muy alegre para algunos niños y niñas ya que están deseando juntarse y empezar a jugar con sus amigos; para otros sin embargo, es más duro ya que significa la separación de los padres y madres. Pero poco a poco se van dejando los miedos y las inseguridades para tomar conciencia de que más tarde vendrán a recogerlos y que la escuela está llena de cariño y de propuestas para disfrutar y aprender. Es importante destacar la confianza que los padres y madres depositáis en nosotras.

El juego es esencial para nuestra evolución: un elemento elemental de liberación de aprendizaje autónomo y natural, y fuente de placer. Huimos de la tradicional separación entre juego y aprendizaje. Para nosotros el juego es el mayor tesoro de la infancia y tiene un valor incalculable que debemos proteger y promover como un derecho inalienable. Como escuela queremos ofrecer y habilitar, de forma diversa y amplia espacios y tiempos para el juego. Nuestro compromiso es observar cómo aprenden los niños y niñas jugando. Deseamos ofrecerles materiales y escenarios de juego para que experimenten y prueben sus ideas durante tiempos largos y tranquilos.

El patio es un buen momento para las relaciones: para compartir juegos y sentimientos

Nuestra función consiste en proponer ámbitos estéticos en los que los niños y niñas puedan decidir y tomar la iniciativa para llevar a cabo sus propios objetivos: su propia forma de ver y entender el mundo... No queremos controlar sus ideas, por medio de objetivos previstos de antemano. La belleza está en lo imprevisto de la forma que tienen de conocer y dar sentido al mundo, a su mundo.